El oficinista
Esteban estaba
sentado en la oficina, junto al escritorio, Herminia la jefa.
Su escote lo distrae y cuando cruzó las piernas lo vuelve
loco, pero nunca un gesto que le permita
encontrarla. Para colmo sale con el director de la empresa. Si llegase a pisar
en falso, se despediría solo y sin indemnización
.¡Pero el vestido que ese día se puso se
puso era demasiado! Ocho horas allí encerrado era una tortura. Y su perfume!. Zaz lo llamó. Le extendió un expediente. Con esa
voz de gata en celo, para que le pide lo
termine para esa tarde. Esteban se tiró a la pileta, aunque fuera el último que lo haga.
Ale.
11 y 12/ 7/2023
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